A veces, cuando considero las tremendas consecuencias de las pequeñas cosas…
me siento tentado a pensar que no hay cosas pequeñas.
BRUCE BARTON
Afliar la sierra es un clásico cuando hablamos de liderazgo, o simplemente de autogestión personal, un historia con múltiples versiones y mil veces recreada. No te la contaré otra vez. La idea es muy simple: cúidate y entrénate, aunque ya sabes que tendemos a obviar lo obvio, por obvio quizà 😉
Afilar la Sierra significa básicamente conferir expresión a las cuatro motivaciones. Supone ejercer las cuatro dimensiones de nuestra naturaleza, regular y congruentemente, de manera sabia y equilibrada.
Es decir, cúidate física, espiritual, social y mentalmente. Vamos por partes:
- Físicamente: Muchos de nosotros decímos que no tenemos tiempo para hacer deporte aunque sabemos que realmente no es cierto: qué son 30 minutos de caminar al día. No parece una cantidad excesiva de tiempo para dedicarla al ejercicio físico, en vista de los enormes beneficios que este aporta a las otras 162 o 165 horas de la semana. También está aquello de la dieta equilibrada, ya sabes aquello de somos lo que comemos o que tu alimento sea tu medicina y un mínimo control del estrés en el que no vale la comida como ansiolítico; algo tan sencillo como breves ejercicios de relajación. Meditación o mindfulness ya sería para nota.
- Espiritualmente: Funcionar con un sistema de valores nos servirá de guía en nuestras actuaciones. Ya sabes aquello de ningún viento es favorable para el que no sabe a donde va. Seas una persona religiosa o no (Covey lo era), podemos entender la dimensión espiritual como ese motivacional cargar pilas. Curiosa la frase de Luter King, también religioso: oportunidad: «Tengo mucho que hacer hoy, de modo que necesito pasar otra hora de rodillas». Para él, la oración no era una obligación mecánica, sino una fuente de poder que le permitía liberar y multiplicar su energía.
- Socialmente: Decía Bernat Shaw: soy de la opinión de que mi vida pertenece a toda la comunidad, y de que mientras viva es mi privilegio hacer por esta todo lo que pueda. Somos seres sociales, la mayor parte de las personas dependen del espejo social, son programadas por las opiniones, las percepciones, los paradigmas de la gente que las rodea. Como personas interdependientes, usted y yo provenimos de un paradigma que incluye la comprensión de que formamos parte de ese espejo social.
- Mentalmente: En su mayor parte, nuestro desarrollo mental y nuestra disciplina para el estudio provienen de la educación formal. Pero en cuanto nos libramos de la disciplina exterior de la escuela, muchos dejamos que nuestra mente se atrofie. Abandonamos la lectura seria, no exploramos con profundidad temas nuevos que no se refieran a nuestro campo de acción, dejamos de pensar analíticamente y de escribir (por lo menos, ya no escribimos con sentido crítico o de un modo que ponga a prueba nuestra capacidad para expresarnos con un lenguaje depurado, claro y conciso). […] La educación (la educación continuada, que sin cesar pule y amplía la mente) es una renovación mental vital. A veces supone la disciplina externa del aula o programas de estudio sistematizados; más a menudo no lo hace. Las personas proactivas pueden imaginar muchos modos de educarse. Resulta extremadamente valioso formar la mente para que tome distancia respecto de su propio programa, y lo examine. Esa es para mí la definición de la educación humanística: la capacidad para examinar los programas de la vida, en el marco de otros paradigmas, y de los interrogantes y propósitos de mayor alcance. La formación, sin una educación de ese tipo, estrecha y cierra la mente, pues los supuestos subyacentes de esa misma formación nunca son objeto de examen. Por ello, es tan valioso leer y exponerse a los grandes pensadores.
Estos son los cuatro pilares sobre los que te sustentas: cuidar tu cuerpo, cuidar tu espíritu (tus motivaciones), cuidar tu entorno (tus relaciones sociales) y cuidar tu mente son fundamentales para tu equilibrio personal. Hemos incidido un poco más en el cuidarse mentalmente (leer, visualizar, planificar, escribir) que es el ámbito en que que, si quieres, desde Agencia de Aprendizaje te podemos acompañar.
Como nos recuerda Covey, rige la ley de la cosecha: siempre recogemos lo que sembramos, ni más ni menos. ¿Sembramos?
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